22 de agosto de 2011

UNA LECCION DE ECONOMIA

UNA LECCION DE ECONOMIA

A fines del año 1983 después de laborar cuatro años en el control y tratamiento de los enfermos de lepra del departamento de Apurimac, renuncié a trabajar en el Centro Médico S.T. de la ciudad de Abancay, ONG que dependía de la diócesis de esa región, considerados por los observadores como el ala conservadora de la iglesia católica; yo regresé a Lima donde estuve los primeros meses del año 1984, buscando trabajo y viendo que podía hacer en ese momento por mi futuro incierto, recuerdo que postulé a la residencia de dermatología de la Universidad Nacional de San Marcos pero no ingresé, luego pedí permiso al Dr. Chessman jefe del servicio de la sala “Julián Arce” del hospital Dos de Mayo para pasar visita con él y sus médicos asistentes y me aceptó muy gustoso; así estuve por unos meses aprendiendo del maestro y conociendo las novedades que se estaban incorporando a los planes diagnósticos de la medicina moderna, fue allí donde escuche por primera vez pedir una ecografía para descartar una litiasis vesicular y otras novedades mas; pasaron varios meses hasta que recibí una llamada de un amigo para trabajar en selva central, específicamente en Chanchamayo en una ONG ligada al grupo progresista de la Iglesia católica, que se dedicaba a capacitar a los pobladores de las comunidades nativas ashanincas asentadas a las orillas del río Chanchamayo desde la Merced hasta Satipo, especialmente líderes comunales en cuatro áreas específicas, a saber: promotores de salud, promotores agrícolas, promotoras del desarrollo de la mujer y dirigentes o líderes comunales.

El equipo de trabajo lo integrábamos médicos, ingenieros agrónomos, asistentas sociales, sociólogos y antropólogos además de un pequeño grupo de personal administrativo y de servicios dirigidos por el más capacitados de todos en asuntos sociales; el grupo llegó a tener alrededor de catorce personas en convivencia ya que todos vivíamos en una residencia construida en la parte mas alta de la ciudad de la Merced, totalmente de madera al estilo de las residencias de campo de la selva amazónica.

En cierta oportunidad se incorporó al equipo un economista al que le llamaremos Pedro Cordero, quien fue asignado al área de capacitación de dirigentes pues el proyecto quería que los líderes de las comunidades nativas donde estábamos trabajando pudieran desarrollar pequeños proyectos de inversión que les permita obtener ingresos para la comunidad y así poder solventar algunos gastos en solucionar necesidades básicas como instalación de agua potable, letrinización o mejora de sus viviendas.

Pedro Cordero, como buen economista enriqueció con idean nuevas el trabajo de capacitación de dirigentes, y como buen profesional planteo múltiples proyectos de inversión para las comunidades nativas, pero se encontró con un serio problema, el como hacer entender a los pobladores sobre la implementación de un proyecto de inversión que los beneficie, pues la mayoría era analfabeta, muy pocos sabían leer y algunos ni siquiera hablaban castellano pues todos se comunicaban por su lengua nativa, el ashaninca, y esto limitaría el proceso de capacitación de la población.

Pero Pedro no se dio por vencido, dedicó mucho tiempo en cada comunidad y se hizo amigo de todos los dirigentes, quería que todos entendieran el beneficio que podrían tener si cada comunidad tuviera una pequeña empresa que les pueda dar recursos económicos para su comunidad. Después de trabajar unos meses, capacitando a los líderes y dirigentes, en conocimientos básicos de economía; el equipo tenía que concretizar la capacitación con la implementación de un proyecto de inversión en cada comunidad, hasta que llegó el momento de la verdad, deberíamos tener la aceptación de todos los pobladores de cada lugar para la implementación de un proyecto de inversión, y así demostrar que los meses que se habían utilizado para capacitarlos no había sido en vano, para ello teníamos que asistir a las asambleas a explicarles a todos los comuneros sobre como se debía de implementar el proyecto de inversión local según las fortalezas y habilidades de cada uno y las riquezas naturales que la comunidad tenía pues había comunidades que tenían tierras favorables para invertir en un sembrío de café o cacao, otras en la explotación de madera o la industria de muebles, etc. etc.

Pedro cordero estaba convencido que su trabajo había calado hondo en cada poblador y confiaba en su habilidad, su gran facilidad de palabra y su poder de convencimiento; ya en la asamblea plenaria donde asistieron todos los miembros de la comunidad, se inició la charla final de la capacitación sobre los conceptos de la economía básica, se habló repetidamente sobre costos de producción, rentabilidad, ganancia, inversión y muchos otros conceptos que su charla demoró mas de dos horas y mientras mas hablaba, mas estaba convencido que la comunidad había entendido lo bueno que significaba la realización de un proyecto de inversión en la comunidad; como toda la gente de la ONG había asistido para obtener el consentimiento de todos para la implementación del proyecto de inversión, quiso demostrar que todos y cada uno de ellos habían comprendido y aprendido los conceptos que el había expuesto, por lo que decidió demostrarlo con un ejemplo final, y dijo:

Señores comuneros, quiero ponerles un ejemplo de los beneficios de una buena inversión, para eso utilizaré a mi persona; yo Pedro cordero compro un terreno, y de inmediato preguntó, ¿De quien es el terreno? Todos contestaron de Pedro cordero; muy bien, dijo y continuó, yo pedro cordero decido sembrar café, y volvió a preguntar, ¿De quien es el café? Y todos respondieron de Pedro cordero; muy bien muy bien volvió a repetir; y continuó diciendo, Yo Pedro cordero preparo el terreno, calculo mis gastos para la semilla y espero el tiempo de crecimiento de las plantas hasta la cosecha, luego preparo el producto y finalmente lo vendo, así tengo una significativa ganancia, y volvió a preguntar con mas vehemencia, ¿De quien es la ganancia? Y toda la comunidad respondió en coro: De pedro cordero. Que bueno dijo, me han entendido bien, y prosiguió.

Ahora, ustedes señores pobladores de esta comunidad que tienen sus tierras que hasta ahora no están utilizadas, se ponen de acuerdo con sus dirigentes y preparan el terreno, calculan el gasto para la semilla, esperan que crezcan las plantas, luego cosechan y preparan el producto para finalmente venderlo y así obtienen una significativa ganancia; y les preguntó casi eufórico a todos:

¿Para quien es la ganancia?esperando la respuesta correcta.

Y toda la comunidad responde en coro nuevamente.

PARA PEDRO CORDERO.

“Pedro Cordero” sufrió la frustracion de su vida y al poco tiempo renunció a la ONG y viajó a los Estados Unidos.

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