11 de noviembre de 2010

EL HOMBRE ES EL ÚNICO ANIMAL QUE SE EQUIVOCA DOS VECES

Cuando éramos niños los seis hermanos nos preparábamos para ir a la escuela, la que fue nuestra casa tiene un patio y en esquina había un espejo colgado en la pared en donde no peinábamos después de habernos lavado la cara, para ello deberíamos pararnos frente al espejo a la altura de un alambre que cruzaba estirado a lo largo del patio y que servía para colgar la ropa mojada para que se seque después de lavarla.
Fernando que ya se hacía tarde para ir a la escuela, se estaba peinando frente al mencionado espejo, pero junto a él había un martillo que le impedía cumplir con su arreglo personal, pensó colocar el martillo en otro lugar y mirando a todos lados no había cerca una mesa, silla o banca para colocarlo, de pronto miró hacia arriba vio el alambre que cruzaba sobre él y tubo la brillante idea de colocarlo colgado por las uñas posteriores de la cabeza del martillo.
Pensando que había cumplido su objetivo continuó peinándose y de repente sintió un golpe muy fuerte en la corona de su cabeza y por su costado cayo el martillo al suelo. Muy preocupado por lo que había sucedido y sufriendo por el dolor del golpe se preguntaba ¿qué había sucedido?, no lo podía entender; “pero si yo lo he colgado”, se decía mentalmente, “como pudo haberse caído”. La duda y la curiosidad de cómo había sucedido el golpe lo motivaron para que vuelva a repetir el hecho colgando el martillo de la misma forma como lo había hecho anteriormente y cual sería su sorpresa que ante sus ojos y sin poder esquivar al martillo, este se volvió a desprender del alambre y por segunda vez golpeó la cabeza de Fernando con la misma intensidad y con el mismo resultado que la primera, presentando por mucho reato un fuerte dolor de cabeza y don “chinchones” sobre su corona.
Lo que había sucedido no es más que una lógica explicación de “física” elemental y un simple ejemplo de cómo se equilibran el peso de los cuerpos, al colgar el martillo por las uñas todo el peso de la cabeza del martillo que está al lado opuesto de las uñas o sea en la zona por donde el martillo suele golpear, cae atraído por la ley de la gravedad y voltea al martillo desprendiéndolo del alambre.