24 de agosto de 2011

EL MAL HIJO

EL MAL HIJO

Mis primeros años de vida escolar lo realicé en la escuela fiscal número 1,051 de la calle Pisagua número 560 siendo directora la señorita Delia, allí estudié transición A, transición B, primer y segundo año de primaria, no había mas así que tuve que pasar a la escuela de aplicación de la normal de varones de Cajamarca para hacer el tercer año y donde terminé los estudios primarios, tenía once años cuando pasé a cursar el primer año de secundaria en la gran Unidad Escolar San Ramón de Cajamarca, la política educativa de ese entonces quiso experimentar una educación selectiva y a mi entender bastante discriminatoria para el alumnado ya que ubicaron a los alumnos de acuerdo a las calificaciones que habíamos obtenido en la primaria así los de mas alta calificación estuvieron en el salón “A” y los de calificaciones bajas en el último salón designado con la letra “F” experimento que duro el primer y segundo año; al tercero nos ubicaron por orden de talla y lamentablemente pasé del primero al último salón de clases.

Dentro de la gran cantidad de compañeros que tuve, la mayoría provenía de los distritos y provincias del Departamento; y uno de ellos provenía de estudiar en la escuela 91 que en ese entonces tenía muy buen prestigio en Cajamarca por la calidad de sus profesores y la buena enseñanza que impartía. Este compañero nació en el asiento minero de Paredones muy cerca de la ciudad de Chilete que junto a sus hermanos viajaron a la ciudad para educarse. Compartimos los años de estudios hasta el tercer año y por motivos ajenos a su voluntad tuvo que terminar su secundaria en el Colegio Rázuri de Pacasmayo, a pesar de ello siempre se consideró “San Ramonino”.

El espíritu de superación lo llevó a viajar a la ciudad de Lima en donde transcurrió el primer año de su llegada trabajando para solventar sus gastos con miras a ingresar a la universidad al año siguiente y fue así que después de doce meses logró su objetivo de entrar a la Universidad Mayor de San Marcos al programa de “Estudios Generales” con miras a estudiar una carrera de ingeniería. Pasaron dos años cuando se le presentó la oportunidad de viajar a la desaparecida República de Checoslovaquia al haberse ganado una beca, era el año de 1971 cuando abandonó el país para estudiar ingeniería mecánica agrícola debiendo el primer año estudiar el idioma para luego entrar de lleno a desarrollar su carrera; pero sucedió un imprevisto muy desagradable; el año 1976 sufre un accidente de tránsito donde salva la vida de milagro sufriendo mucho daño en el cráneo, desfigurándose la cara y perdiendo la visión de un ojo; hecho que lo hizo perder dos años de estudios de su carrera hasta que el año 1978 terminó satisfactoriamente sus estudios y regresó a trabajar a su país el Perú.

Pasaron muchos años y transcurría el año 1993, pasaba el primer semestre y se acercaba el 30 de agosto día de la celebración de la fundación del glorioso Colegio San Ramón, nosotros que terminamos la secundaria el año 1968 cumplíamos 25 años de egresados, eran nuestras Bodas de Plata de nuestra promoción Manuel Gonzáles Prada, nos reunimos un numeroso grupo de ex compañeros durante los cinco días que duró la celebración. Así en el almuerzo de confraternidad cada uno de nosotros contaba la historia de su vida, lo que había hecho en el transcurso de esos 25 años, escuchamos historias muy variadas algunas de significativo éxito y otras no tanto, pero a todos los asistentes llamaba la atención el rostro cambiado por las cicatrices de nuestro amigo que viajó a Checoslovaquia. Haciendo una concesión especial le pidieron que cuente como fue que sufrió la desgracia porque verdaderamente era muy notorio el daño que había sufrido en la cara ya que al perder la vista de un ojo y las cicatrices que marcan su rostro le dan un sembalnte bastante particular y que para algunos les parecía que tenía fea mirada. Contó con lujo de detalles como sucedió el desgraciado accidente y todos en la reunión nos pusimos un poco melancólicos y guardamos discreto silencio hasta que repentinamente con una voz fría y en tono de llamada de atención, un compañero le dijo al accidentado:

Así que tú eres un mal hijo, un mal agradecido.

El accidentado amigo le dirigió su incomoda mirada y muy enojado por semejante aseveración, en tono de reclamo le dijo:

Porque dices semejante barbaridad.

A lo que el compañero le contestó:

Porque tu madre te ha parido, te ha criado, te ha educado, te ha hecho profesional y hasta te ayudó a estudiar en el extranjero, y al regresar a su lado

LA MIRAS MAL.

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