15 de diciembre de 2010

EN RECUERDO A MIS PRIMOS QUERIDOS

Rindiendo un homenaje a mis queridos primos que ya se adelantaron en el viaje de ida sin regreso que todos haremos algún día, quiero relatar esta historia que nos hará recordar con nostalgia aquellos momentos agradables que pasamos juntos hace ya algunos años.

La prima era una persona trabajadora que vivía obviamente junto con el primo, en una casa de su propiedad muy bien arreglada y dedicando todo su tiempo al bienestar de su esposo y de sus dos hijas, sin embargo las enfermedades que nos suelen molestar periódicamente se habían acentuado en ella por lo que acudía a su terapia periódicamente para recibir su tratamiento medico, pero junto con ello le gustaba hacer uso de los recursos curativos naturales y con mucha frecuencia utilizaba la “uña de gato”, la “sangre de grado”, el “boldo” etc. etc. que los guardaba celosamente en frascos de distintos colores cuyo contenido solo lo conocía ella, estos productos los solía guardar de manera muy ordenada en uno de los anaqueles de uno de los reposteros de la cocina especialmente destinado a estos productos, de donde diariamente por las mañanas los cogía y se preparaba sus infusiones para tomarlos, mejorar su salud y sentirse bien para pasar un buen día.

El primo era una persona muy especial, servía desinteresadamente a toda la familia, estaba siempre muy pendiente de sus hijas y de su esposa a quienes nunca les faltó nada, trabajaba en un banco de la Capital y como todo buen ejecutivo mantenía una vida social muy activa ya que asistía periódicamente a las reuniones que convocaba su empresa o los compañeros de trabajo a las celebraciones que por distintos motivos había que cumplir, sin embargo estas reuniones casi siempre terminaban en la madrugada y con los efectos de los tragos ingeridos durante la noche, y como es de suponer alguna de estas reuniones los solía hacer en su bella casa.

En una oportunidad estaba finalizado una reunión que se desarrollaba en su casa, los efectos de la celebración ya hacía sus estragos por el largo tiempo que había transcurrido desde la cena, la que se había servido a la hora conveniente; era de madrugada y casi todos los invitados ya se habían retirado y sólo quedaban cuatro de los mas cercanos al primo, los que siempre son los llamados mas entusiastas porque quieren seguir tomando y tomando a pesar de la hora. El efecto del alcohol ya había hecho serios efectos en los cuatro y como el tiempo seguía de manera continua, empezaron a sentir la ausencia de la buena comida que habían servido ese día y los cuatro tenían mucha hambre; el primo, dueño de casa los invitó a la cocina a ver que había para servirse y encontraron un poco de arroz, algo de saltadito de carne y unos cuantos huevos, con esto a ver que hacemos, dijo uno de ellos, otro contestó: “con esos ingredientes podemos preparar arroz chaufa”; el primo dueño de casa aceptó entusiasmado la idea; procedieron a realizar la mezcla del arroz con el saltadito y los huevos de tal manera que así completaban las cuatro porciones que necesitaban para todos; el mas empeñoso en la preparación pidió al dueño de casa un poco de “sillao” y el primo buscó en todos los reposteros de la cocina el “Sillao” y le alcanzó al que estaba preparando el arroz chaufa, quien le puso una porción suficiente para darle el sabor mas adecuado, pero cuando lo probó pensó que aún no era suficiente y le fue agregando mas y mas según lo iba probando hasta que se el frasco de “sillao” quedó vacío, sirvieron en cuatro platos y muy contentos terminaron hasta el último arroz de su obra culinaria que les había saciado el hambre; después la noche fue terminando, se acabaron los tragos y cada una se retiró a su domicilio y el primo se fue a dormir.

Al aclarar el día, la prima se levantó como todos los días a prepararse la infusión de medicina natural que le tocaba ese día, y por mas que buscaba el remedio correspondiente no lo encontraba, buscó por todos lados hasta que encontró el recipiente vacío recién eliminado en el tacho de basura, muy indignada por lo sucedido y rabiando de cólera, grito a todos:

¿QUIEN HA UTILIZADO TODO MI “SANGRE DE GRADO”?