11 de abril de 2012

ANÉCDOTA: ES MEJOR UNO DE VEINTE QUE NADA Y MEJOR SI LO TIENE CERCA


ANÉCDOTA: ES MEJOR UNO DE VEINTE QUE NADA Y MEJOR SI LO TIENE CERCA
Las instituciones públicas donde se suelen dar servicios a todo tipo de personas son aquellos lugares donde podemos ver muy de cerca el comportamiento del hombre de manera desnuda y en toda su extensión, y como yo trabajé muchos años en una me acerque mucho a palpar casi de la mano la extraña ”forma de Ser” que a veces toman los seres humanos, por ello, es que en este momento tan especial de mi vida no dejo de reflexionar sobre las variabilidades de la conducta humana.
Se iniciaba una semana de trabajo, era lunes y como siempre llegue temprano al servicio de hospitalización de medicina saludando al personal que me daba el encuentro, el servicio estaba algo solitario y en el pasadizo de hospitalización no encontré gente; el pequeño ambiente de cuidados intermedios estaba casi en la mitad de todo el pabellón que contaba con ambientes para dos, tres o seis camas. Esperaba que el personal de enfermería saliera a mi encuentro pero no sucedió así que tuve que hacer un saludo casi gritando y fue por ello que salió del estar de enfermeras la que en ese momento cumplía la labor de Jefe de Enfermería en medicina, quien a pesar de ser una persona que había pasado la media vida, era jovial e inocente; sin embargo al salir de su ambiente la note que estaba sudorosa, se paseaba delante de mi sin decir nada varias veces, y en todo momento miraba a la pequeña sala de cuidados intermedios donde habían dos pacientes delicados en tratamiento; una era una enfermera de nuestra propia institución y la otra paciente era una señora de aproximadamente cuarenta y cinco años y que se la había hospitalizado porque sufría de isquemia miocardica.
Repentinamente sale del ambiente de cuidados intermedios un joven de más de viente años, arreglándose la ropa que tenía puesta como si recién se hubiera cambiado, cierra la puerta y se dirigió rápidamente hacia la salida posterior desapareciendo raudamente, tan rápido que no me dio tiempo de asumir su rostro, al notar que el referido personaje salió, la enfermera que estaba conmigo poco a poco se fue tranquilizando, sin embargo mantuvo su silencio hasta estar segura de no crear algún escándalo mayor en el servicio.
La aparición de este personaje a las siete y media de la mañana, saliendo de una cama hospitalaria donde estaban hospitalizadas dos pacientes mujeres me llamó la atención, así que pregunté a la enfermera jefe que estaba pasando, y ella con su ingenuidad patológica y su miedo me empezó a contar lo sucedido:
Doctor, me dijo, llegué a las siete al servicio y empecé a ser mi ronda, los cuartos estaban todos cerrados incluyendo el de cuidados intermedios, deje indicaciones a los ambientes hasta donde he avanzado, pero cuando entré en cuidados intermedios me encontré que en la primera cama donde estaba la paciente cardiaca estaba la mencionada paciente acostada con ese muchacho y “haciendo el amor”, como comprenderá yo no sabía qué hacer y no hice nada, solo les cerré la puerta y hasta que usted llegó no se que mas habrá pasado adentro; mi indignación me redujo a la mínima acción, le increpé porque había permitido eso y con inocencia de mujer post madura que no supo reaccionar a lo sucedido, así que optó por lo más fácil, dejar que todo siga su placentero curso.
Ingresé al ambiente de intermedios, conocí a la paciente quien con pasmosa tranquilidad actuaba normalmente y aparentaba que no había pasado u hecho nada y pregunté a la enfermera acompañante si había escuchado ruidos o escándalo en la habitación y solo comentó que como había una cortina que separaba ambas camas no vio al visitante y los ruidos que salieron del catre de metal le pareció normal pues pensó que la paciente se estaba levantando y/o aseándose para levantarse ya que era el inicio del día.
Volví a increparte a la enfermera jefe su conducta permisiva del encuentro amoroso de la paciente con este joven que tenía menos de la mitas de su edad, y la enfermera comentó: Ese no es el problema mayor, grave o completo doctor, me dijo, ese muchacho con quien se acuesta la paciente en el servicio de hospitalización no es su marido, ella es viuda, con quien se acuesta aquí en hospitalización es su yerno, el marido de su hija.
Esa mañana la paciente pidió su alta voluntaria y desapareció.

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